La boca es una de nuestras cartas de presentación ante los demás, probablemente solo superada, y no por mucho, por los ojos. Por lo tanto, en general nos preocupa mucho su aspecto, y en él influye no solo su forma, ante la que no hay nada que podamos hacer sin pasar por quirófano, sino especialmente los dientes. De manera que es importante acudir a un dentista especialista en estetica dental para lucir siempre a la perfección.
Esta parte de nuestro cuerpo es de las más difíciles de tener en perfecto estado sin ayuda externa, y es que es casi un milagro que durante la formación de nuestra dentadura no se produzca la mala colocación de las piezas, además de otros defectos poco previsibles como los dientes cortos, la encía excesiva y varias enfermedades que afean la sonrisa.
Necesitarás un blanqueamiento
Pero hay un problema muy común que sí depende en gran medida de nosotros, y es el de la pérdida de blancura de los dientes por culpa de los malos hábitos, ya sea la falta de costumbre de cepillárselos, fumar o ingerir según qué alimentos.
Porque a muchas personas nos ocurre que, incluso cepillándonos los dientes después de cada comida y con dentífricos con agente blanqueador, los dientes se nos quedan amarillentos y nos da reparo sonreír por culpa de ello. En estos casos el problema puede estar en la ingesta de comidas y bebidas que ensucian el esmalte, y no se soluciona con un lavado normal.
El vino, tan bueno y a la vez tan…
Una de las bebidas que más afectan a la blancura de los dientes es el vino, concretamente el tinto, que además solemos tomar en ocasiones en las que comemos fuera de casa y, por lo tanto, nos saltamos ese cepillado, por lo que el problema se acentúa.
El peligro del vino tinto son tres agentes que son especialmente perjudiciales para el esmalte dental: hablamos del ácido, los cromógenos y los taninos. Los ácidos, como se puede deducir por su nombre, corroen el esmalte, por lo que los cromógenos, que son los que inciden en el color del vino, se filtran con más facilidad al interior del diente, y finalmente los taninos, que son el elemento químico que hace que el vino sea más bien áspero, también corroen.
Así pues, a menos que tras beber vino nos enjuaguemos la boca con agua y/o nos cepillemos los dientes con pasta blanqueadora sin tardar demasiado, y siempre según la frecuencia con la que tomamos esa bebida, corremos el riesgo de que nos aparezcan manchas oscuras en las piezas dentales o incluso de que se nos oscurezca todo el diente, en general, con el paso del tiempo y la persistencia de estos hábitos.
Ahora bien, si solemos beber vino y no podemos cepillarnos los dientes cada vez, o no conocíamos este problema y ya nos afecta, la solución más inmediata y efectiva sería ir al dentista para empezar un tratamiento de blanqueamiento dental, que suele consistir en la aplicación de un gel en consulta y el uso de férulas diseñadas a partir del molde de los dientes en casa durante algunas horas cada día.