La economía va volviendo, tras unos años para olvidar, poco a poco a su lugar y parece ser un buen momento para invertir en el sector inmobiliario, sean viviendas o locales, con vistas a conseguir beneficios al cabo del tiempo.
Además, al volver la estabilidad económica, los actores que entran en este juego ya no son solamente los grandes fondos, sino que también se les abren las puertas a los inversores de tamaño más discreto.
Pero para minimizar el riesgo de errores y futuros arrepentimientos hay algunos consejos que los especialistas nos ofrecen y que cualquier inversor, sobre todo los que tengan menos experiencia, debería tener en cuenta. Ante todo, aunque es un consejo obvio, las prisas son malas consejeras también en este sector. Se dice que aproximadamente son 5 años los que se tarda en empezar a obtener beneficios.
Para empezar, por regla general será una sabia decisión adquirir un inmueble situado en una zona con los servicios y equipamientos que se esperan de una población moderna, es decir una zona con posibilidades de revalorización. Se trata, por ejemplo, de barrios en los que se estén construyendo nuevos colegios, se creen zonas verdes o se inauguren estaciones de transporte público. Y, naturalmente, para sacar el máximo rendimiento de ello es mejor conocer estos planes antes de que se lleven a cabo, aunque siempre es más arriesgado.
Por supuesto, siempre resultará más cómodo y práctico invertir en un inmueble situado lo más cerca posible de la residencia del inversor, de forma que pueda seguir personalmente la evolución de la zona y encargarse de las gestiones relacionadas con esta operación.
Normalmente invertir en viviendas sale más rentable que hacerlo en locales, pero la duda puede surgir a la hora de decidir el destino de dicha vivienda: ¿será para vender o para alquilar? En ese caso hay que valorar, de nuevo, la zona: si se trata, por ejemplo, de una vivienda cercana a una universidad o una zona turística, probablemente será interesante adquirirla para alquilarla, sabiendo que no faltará demanda de este formato.
Pero en ambos casos la vivienda adquirida puede ser nueva o antigua, y en esta segunda posibilidad es de suma importancia que el precio sea lo más bajo posible y que las reformas, que seguramente habrá que hacerlas, no interfieran demasiado en el beneficio que se pretenda conseguir tanto con su venta como con su alquiler.
Cabe decir que las características de la vivienda en cuestión, independientemente de su destino, son básicas para el éxito de la inversión. Cuantos más extras, mejor: ascensores, garajes y trasteros deberían ser bienvenidos, además de lo que tenga la propia vivienda, como el número de habitaciones, la luminosidad, el estado de conservación en el caso de las viviendas de segunda mano y la calidad de los materiales en las de nueva construcción.
Hablando de nueva construcción, se aconseja la opción de invertir sobre planos, porque si bien la espera es mayor, así como el riesgo de que no se lleven a cabo, los precios son mucho mejores.
Y no todo son viviendas y locales: también se puede invertir en plazas de aparcamiento o incluso trasteros para ir vendiéndolos o alquilándolos uno a uno. En este caso, además, la tranquilidad del inversor será mayor, porque la persona que alquile estos espacios lo hará a largo plazo y no será morosa.
También existen consejos sobre lo que no hay que hacer en la inversión inmobiliaria, especialmente cuando no se es experto en la materia: por ejemplo, invertir en urbanizaciones en las que los gastos comunitarios sean muy elevados, o restar importancia a gastos asociados como los impuestos o el mantenimiento.
Ahora bien, a pesar de que estamos en un momento interesante para meterse en la inversión inmobiliaria, puesto que las entidades bancarias vuelven a ofrecer hipotecas atractivas gracias a los bajos tipos de interés -y aun así hay que negociar para conseguir las mejores condiciones posibles, en caso de que el inversor no tenga mucha experiencia en este sector es más que recomendable que acuda a un agente de la propiedad inmobiliaria y siga sus consejos, basados en el conocimiento que tiene de las distintas zonas que le podrían interesar.